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Cuando alguien sale de su país se convierte en un ciudadano o ciudadana del mundo y aflora la nostalgia, porque se añora lo que más se quiere, su gente, sus costumbres, su cultura y más... fue entonces que extrañé una de esas tradiciones muy nuestra -el CORPUS CHRISTI- solemnidad religiosa que en el mes de Junio rinde homenaje al Santísimo Sacramento, aquel septenario de luces y algarabía, de bandas de pueblo, de fuegos pirotécnicos que se elevan a través de los castillos y desatan en un cielo multicolor, las vueltas bulliciosas en el Parque Calderón, las golosinas y ricuras que deleitan el paladar de propios y extraños.
Así fue como se me agolparon los recuerdos cuando viajaba de Medellín rumbo a Costa Rica, meditaba acerca de la riqueza pluricultural a nivel mundial y recordando a mi “Cuenca hermosa de fuentes y flores…” dejé de dibujar a mi ciudad en la ventana del avión y empecé a ojear la revista Internacional PANORAMA, hermosas fotos e interesantes artículos de las 606 especies existentes en el Parque Natural Metropolitano (Panamá); los aromas, sabores y melodías mestizas de Puebla (México); un circuito histórico y primera vía terrestre de América: Chemin Du Roy (Canadá); Honda (Colombia) cuyas construcciones de ensueño están en la mira de los arquitectos; la ciudad del Jazz: Nueva Orleans (EEUU); de pronto vuelve a mí la añoranza, pues aparece en una página completa ¡una cholita cuencana! junto a ella decía, con letras grandes, “CUENCA EN TRES PASOS” y enseguida resumido no en tres sino en once planas, el por qué nuestra ciudad es catalogada como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Luego de deleitarme con aquel simpático artículo y con un refrescante jugo de naranja, a 30.000 pies, prendí mi laptop… pues sí lo que más impacta y “enamora” -con 458 años de fundación- es su historia revelada en el paisaje y en la arquitectura que con el paso de los años han sido conservados: ruinas preincaicas, la trama en damero con calles adoquinadas entre las que relucen las múltiples iglesias neoclásicas y barrocas, cientos de edificaciones representativas de la colonia y del arte republicano, el amasijo colorido de la teja y el ladrillo, utilizados también en construcciones modernas, con la vegetación impregnada a lo largo de sus cuatro ríos. La riqueza tradicional se completa con lo intangible, con la música andina, la religiosidad, la producción artesanal, la elaboración del sombrero de paja toquilla, el comercio de los mercados, el arte callejero, la fotografía, la gastronomía y la simpatía de su gente.
Observando a la diversidad de pasajeros que viajábamos a un mismo destino, pensaba en el gran potencial turístico que Cuenca constituye a nivel nacional e internacional, que al correlacionar diversos ámbitos culturales y económicos, ofrece oportunidades de desarrollo y sostenibilidad creando estrategias prácticas e innovadoras de conservación y gestión del patrimonio, siendo indispensable la consideración y apropiación del llamado urbanismo cultural, es decir que exista coherencia entre la gestión cultural y la gestión turística.
Trataba de recordar algunos datos interesantes, investigados cuando trabajé en un Proyecto Urbano, así que busqué algunos archivos: según el Informe Final del Plan de Desarrollo Territorial para la Municipalidad de Cuenca del 2005 alrededor de 310.000 turistas visitaron Cuenca en ese año, deleitándose principalmente por los sitios arqueológicos, históricos y religiosos así como la naturaleza y áreas protegidas. El Departamento de Censos y Movimiento Migratorio de la Jefatura Provincial de Migración del Azuay, establecía que entre enero y junio del año 2010, 1279 extranjeros legalizaron su residencia definitiva o temporal: un 25ran adultos mayores que deseaban establecerse definitivamente en la ciudad y el 75
dquiría la visa de estadía. Por otra parte una investigación elaborada por Advance Consultora describía que entre los factores más satisfactorios para los extranjeros, se encuentran los servicios básicos y parques; coincidiendo con una publicación de la revista internacional Living en que Cuenca se ubica, a nivel mundial, como una de las diez ciudades más aventajadas, tanto para visitas eventuales como para la residencia permanente sobre todo de adultos mayores.
El mencionado urbanismo cultural debe tener como prioridad la revitalización multifuncional entre comercio, servicios, producción artesanal, equipamiento y sobre todo vivienda, aportando al turismo y mejorando la calidad de vida de sus habitantes y visitantes. Todos los cuencanos desde cada uno de nuestros ámbitos podemos y debemos contribuir en el desarrollo sostenible de nuestra ciudad, como arquitecta puedo mencionar que, aprovechando aquellas estadísticas turísticas, en la actualidad existen algunas estrategias de gestión patrimonial, una de ellas se basa en la recuperación e intervención en edificaciones coloniales o republicanas del Centro Histórico, las cuales al ser rehabilitadas generalmente mantienen la distribución funcional de las habitaciones y demás espacios alrededor de patios, traspatios y huertas; se restauran balaustradas, puertas, ventanas, entablados de madera; se conservan los cielo rasos de latón policromado, revestimientos con papel tapiz, capiteles dóricos y corintios, falsas columnas, cornisas en varios niveles, arcos de medio punto y peraltados, y balcones de hierro forjado. De esta manera se rescata y fomenta el uso habitacional generando hostales-residencia con atención personalizada y de calidad, para receptar a los cientos de extranjeros que en la actualidad no sólo la visitan, sino residen en nuestra ciudad.
El Ministerio de Turismo por ejemplo maneja Proyectos de promoción, publicidad e información turística que también apoyan al urbanismo cultural cuyas estrategias se basan en imagen de marca, mensaje permanente, campañas de promoción en espacios masivos de ocio y transporte, marketing directo y alternativo a través del internet, y relaciones públicas; pienso que para cualquier estrategia de difusión del patrimonio tangible e intangible de un lugar, un instrumento indispensable es la fotografía, a pesar de que no siempre fue considerada un arte, actualmente es una expresión artística que logra plasmar diversos aspectos de la vida con cierta sensibilidad, pues para Juan Carlos Sarango, odontólogo de profesión y fotógrafo de corazón -quien gentilmente colaboró con estas imágenes- la fotografía en Cuenca representa una ventana para observar nuestras raíces, quienes somos, de dónde venimos; demostrar al mundo parte de nuestra identidad, reflejada en casas acogedoras, en contrastes de lo colonial con la modernidad y la proyección de una ciudad en crecimiento, sostenida por el cariño y la hospitalidad de los cuencanos, imágenes y momentos únicos captados por la sensibilidad de quienes aman el bello y apasionante arte de la fotografía.
Orgullosa miraba las fotos de mi ciudad, y nuevamente la dejé de dibujar en la ventana del avión, pues el piloto anunció el descenso y en unos veinte minutos aterrizaríamos en tierras Ticas… con emoción terminé rápidamente éste artículo, cerré mi computador e ilusionada emprendí una nueva aventura que, Dios mediante, pronto les contaré…
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