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PÁGINA LITERARIA |
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Soneto deriva de la palabra italiana âsonnettoâ, que significa suena bien. El soneto es un poema completo, de catorce versos divididos en dos cuartetos y dos tercetos. Es llamado ârosa métrica de catorce pétalosâ, porque la creación total se desarrolla sucesivamente hasta culminar en el verso final. Sin embargo hay excepciones, en las cuales toda la idea se desarrolla en dos, tres y más sonetos; así, el poeta ecuatoriano, nacido en Daule, Juan Bautista de Aguirre y Carbo (1725-1786), escribió su famoso poema âA UNA ROSAâ, en dos sonetos; por su parte, la poetisa chilena, nativa de Vicuña, Gabriela Mistral (1889-1957), escribió âSONETOS DE LA MUERTEâ, en tres sonetos. Y el verso preferido del soneto es el endecasílabo, de once sílabas métricas; en los cuatro tipos existentes: el endecasílabo acentuado en la 6ta. sílaba, el acentuado en la 4ta. y 8va. sílabas; el sáfico, acentuado en la 4ta. y 8va. sílabas, con cesura después de la 5ta.; y, el anapéstico o de gaita gallega, acentuado en la 4ta. y 7ma. sílabas.Andrés Bello López (1781-1865), filólogo y poeta venezolano, nacido en Caracas, expresa que en los versos endecasílabos âse oyeron los sublimes acentos del Dante, Milton, Camoens, Herrera y Rioja; estos son los versos en que traveseó la fantasía del Ariosto y dio a luz sus brillantes creaciones la del Tasso; en que celebra los grandes hechos la epopeya, dicta sus lecciones la filosofía, canta la oda, suspira la elegía, centellea el epigrama, punza la sátira, altercan los héroes y se solazan los pastores; que se amolda a casi todos los caracteres del ingenio, y con ligeras diferencias ha sido naturalizado en todos los idiomas cultos de Europa y Américaâ. Si bien es verdad que el verso endecasílabo es el más utilizado en toda clase de sonetos; existen sonetos en verso alejandrino, de catorce sílabas métricas, como el poema SALOMÓN de Remigio Crespo Toral (1860-1939), poeta ecuatoriano, nacido en Cuenca; o el poema CAUPOLICÁN de Rubén Darío (1867-1916), poeta nicaragüense, nacido en Metapa.Finalmente diremos que se han escrito sonetos maravillosos, con diversos contenidos; destacándose sonetos místicos insuperables, por eso en esta publicación incluimos tres. Y al despedirnos, invitamos a leer sonetos; comunicando que en las bibliotecas existen muchas antologías, también en el internet. SONETO A CRISTO CRUCIFICADO *
No me mueve mi Dios para quererte el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte. Â Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido, muéveme ver tu cuerpo tan herido, muéveme tus afrentas y tu muerte. Â Muéveme, en fin, tu amor, en tal manera, que aunque no hubiera cielo yo te amara y aunque no hubiera infierno te temiera. Â No me tienes que dar porque te quiera, porque aunque cuanto espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera.
 Antonio de Rojas Manrique (Español. 1458-1526)  ¿QUE TENGO YO QUE MI AMISTAD PROCURAS?   ¿Qué tengo yo que mi amistad procuras? ¿Qué interés se te sigue, Jesús mío, que a mi puerta, cubierto de rocío, pasas las noches del invierno oscuras?  ¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras, pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío si de mi ingratitud el hielo frío secó las llagas de tus plantas puras! ¡Cuántas veces el ángel me decía: â¡Alma, asómate ahora a la ventana, verás con cuánto amor llamar porfía!â  ¡Y cuántas, hermosura soberana: âMañana le abriremosâ, respondía, para lo mismo responder mañana!
 Félix Lope de Vega y Carpio (Español. 1562-1635) ELEGÍA DE LAS ROSAS   ¿Qué pasará de noche?... No hay mañana que no tenga el jardín rosas difuntas; sobre estas cosas, cariñosa hermana, ¿por qué a Nuestro Señor no le preguntas?  Pasemos esta noche en la ventana, los ojos fijos y las manos juntas, para saber, mañana de mañana, por qué hay en el jardín rosas difuntas⦠ Y velamos⦠Las doce, luego la una⦠y nada⦠A flor de soledad la luna, en paz lo muerto y en quietud lo vivo.  Mas, al prendernos Dios la luz del día, la última rosa blanca en agonía y las otras ya muertas⦠sin motivoâ¦
 Remigio Romero y Cordero (Ecuatoriano. 1895-1967)  JURAMENTO   Todo pasa en el mundo, todo dura lo que dura una flor, un ave, un nido; todo muere o se pierde entre la oscura y pavorosa noche del olvido.  Pero el amor inmenso y la ternura en que por ti, latido tras latido, arde mi corazón y han convertido mi vida en una senda de amargura. No pasarán jamás. Podrán los años rodar veloces en fugaz carrera y apagar tus miradas y tus besos.  Con un soplo mortal, los desengaños exaltarán mi amor, y cuando muera aún en la tumba te amarán mis huesos,
  Ismael Pérez Pazmiño (Ecuatoriano. 1876-1944)  EMOCIÓN VESPERAL  Hay tardes en las que uno desearía embarcarse y partir sin rumbo cierto, y, silenciosamente, de algún puerto irse alejando, mientras muere el día.  Emprender una larga travesía, y perderse después en un desierto y misterioso mar, no descubierto por ningún navegante todavía.  Aunque uno sepa que hasta los remotos confines de los piélagos ignotos le seguirá el cortejo de sus penas;  y que al desvanecerse el espejismo, desde las glaucas ondas del abismo, le tentarán las últimas sirenas.
 Ernesto Noboa Caamaño (Ecuatoriano. 1891-1927)Â
UNA PARADOJA   Gran monarca sin cetro ni corona, gigante poderoso e impotente, tiene en el polvo la abatida frente, en el momento en que de audaz blasona. ¿Quién sus regios derechos no pregona? Hasta do muere el sol, desde el oriente, una voz le proclama omnipotente, y esa voz altanera le destrona.  Es, a un tiempo, señor de las naciones, y esclavo de funesta tiranía, siendo, a su vez, universal tirano.  Y, juguete de cien revoluciones, rey sin vasallos, rey de la anarquía, rey de burla es el Pueblo Soberano.
 Clemente Ponce Borja (Ecuatoriano. 1866-1929)  BREVÍSIMO SONETO  ¡Primavera feliz, casta alegría impregnada de efluvios de fragancia, mariposa de luz, dorada infancia, primer cuarteto de la vida mía!  Llega el verano, acorde sinfonía, cuarteto en ritmo de divina estancia, cuando en la copa del ensueño escancia su néctar el Amor y su ambrosía.  Luego el terceto del brumoso estío, hojas de gualda que en temblor inquieto a un mar ignoto las arrastra el río.  Y el invierno, por fin, poster terceto, con que termina, desolado y frío, de la vida el brevísimo soneto.
 Alfonso Malo Rodríguez (Ecuatoriano. 1881-1958)Â
ME DA MIERDO QUERERTE  Me da miedo quererte. Es mi amor tan violento que yo mismo me asusto de mi modo de amar; de tal forma me espanta mi propio pensamiento que hay noches que no quiero dormir por no soñar.  No sé lo que me pasa, pero hay veces que siento unos irresistibles deseos de matar: respiro olor de sangre y luego me arrepiento y me entran unas ganas inmensas de llorar.  ¡Oh!, si en esos momentos pudiera contemplarte dormida entre mis brazos, si pudiera besarte como nunca hombre alguno a una mujer besó.  Después rodear tu cuello con un cordón de seda y apretar bien el nudo para que nadie pueda poner jamás los labios donde los puse yo.
 Pedro Mata Domínguez (Español. 1875-1946)   *Cuando en mi niñez leí este poema, constaba el nombre de su autor; tiempo después, leyendo el mismo poema en distintos libros, asomaba de autor anónimo. Hoy, al investigar en el internet, aparece que su autor se llama Antonio de Rojas (1585-1650). Esta aclaración es indispensable y ante cualquier inquietud, sugiero ingresar al internet, con el título CIEN SONETOS PARA EL SEÑOR.
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